Muchas veces nos encontramos con que el cliente astrológico o el mismo estudiante de astrología no sabe bien qué información valiosa puede obtenerse de la consulta astrológica y de la relación Astrólog@/Consultante.
Stephen Arroyo, psicólogo y astrólogo pionero en la astrología profunda en su libro “Astrología, Psicología y los 4 elementos” nos relata 16 de los valores con los que la astrología puede contribuir en las “artes consultivas”. Aquí os dejamos la transcripción de estos 16 valores imprescindibles para conocer el significado profundo astrológico:
1. El Bhagavad Gita, libro sagrado de los hindúes, expresa que “la mente es la asesina de lo real”. Un autor moderno escribió: “La muerte del ego es el nacimiento de todo lo demás”. La utilización de la astrología puede proporcionar una perspectiva -y un desapego de- nuestra mente y pautas del ego a fin de que ocasionalmente percibamos lo que es real; pues, mientras seamos víctimas de estas pautas, estamos en una oscuridad total.
El mapa natal revela estas pautas de un modo claro que nos permite ocuparnos más eficazmente de nuestros hábitos y de nosotros mismos.
2. La astrología le ayuda a uno a desarrollar paciencia; pues, cuando se observa que los primordiales aspectos estructurales de la propia existencia están sujetos a una periodicidad ya establecida y a un ritmo cíclico, es mucho más fácil permanecer en el presente con aceptación paciente del aquí y el ahora y con el conocimiento de que la fase presente terminará cuando haya sobrevivido a su finalidad. Al género de paciencia que puede desarrollarse con la ayuda de la astrología un autor lo definió como “activa alineación con la disposición de Dios”.
3. La astrología proporciona una pauta de crecimiento y desarrollo que es muy superior a cualquier otra herramienta psicológica. Indica aquello en lo que debe trabajarse, el significado esencial de una experiencia, y un modo exacto de regular los cambios cruciales de la vida.
4. La astrología permite armonizarse con los propios poderes y usar el poder del pensamiento, de la voluntad y de la vitalidad creadora para moldear un mejor modo de ser. Prestando atención a los ciclos astrológicos podemos ver cuándo tenemos la oportunidad de desarrollar nuevos enfoques de la vida y cuándo seremos puestos a prueba para ver si nuestros enfoques actuales son verdaderamente satisfactorios y creativos.
5. El estudio astrológico o la familiaridad con la práctica astrológica a través de una experiencia consultiva permite que uno entienda más profundamente las Leyes Universales que impregnan toda la vida y ayudan al individuo a confiar en estas verdades universales de la vida interior de uno.
Entre estas leyes están: el orden, la compensación (o equilibrio), causa y efecto (karma), vibración, ciclos, polaridad, “sois lo que pensáis”, “lo semejante engendra lo semejante”.
6. La astrología, en las artes consultivas, revela como toda experiencia se adecua a la pauta mayor de orden que constituye la estructura básica de la vida, o el plan de vida de uno.
7. La astrología nos da un sentido de perspectiva y un medio de ganar conocimiento sobre nuestras vidas, de modo que no quedemos “colgados” de una experiencia, una frustración o bloqueo. Puede ponernos en contacto con el dinamismo y la naturaleza cíclica de toda la vida.
8. La astrología puede proporcionarnos fe en algo mayor que la mera consciencia del ego y, por lo tanto, fe en el yo REAL de uno.
9. La astrología ayuda al consejero o terapeuta a introducirse en el cliente, a armonizarse con él según la naturaleza del cliente, más que proyectar sus presunciones inconscientes sobre el individuo. También le permite escoger el tratamiento o terapia apropiados para una persona particular.
10. La astrología puede proporcionarnos la clave de las iniciaciones (o sea, las épocas cruciales de confrontación y marcado crecimiento) en la vida de toda persona, una pauta y una necesidad que la cultura occidental ignora.
11. La astrología suministra un medio por el cual los sentimientos más profundos y los anhelos inconscientes del cliente pueden ser traídos a la consciencia y dárseles forma. Lo que originalmente era vago, perturbador fastidio, puede entonces transformarse en un depósito de energía creativa recién liberada, dando a menudo al individuo un sentido claro de dirección y significado nuevos en la vida.
12. La astrología permite que la persona determine el tipo de actividad en la que sus energías vitales puedan fluir con la máxima cantidad de comodidad y satisfacción.
13. La astrología puede ayudar a la gente a tener mayor confianza en sí misma confirmando las insinuaciones, los sentimientos y el conocimiento interior que tal vez hayamos temido expresar o confiar. Más que la a menudo voceada crítica de la astrología que a uno lo vuelve más débil dependiendo de fuerzas que están fuera del yo, el apropiado uso de la astrología podrá ayudar a un individuo a desarrollar un grado mayor de confianza y esperanza personal. Con frecuencia, una persona siente profundamente que tiene aptitudes especiales en cierta área, por ejemplo, pero la falta de confianza y esperanza en sí mismo puede hacer que sea difícil actuar sobre este sentimiento.
14. La astrología puede ayudarnos a conocer que “todo el mundo es un teatro” y que meramente representamos un papel en este vasto drama. Tal conocimiento puede darnos un sentido de perspectiva y humor que hace que la vida sea más fácil de encarar. Y, además, tal conocimiento induce eventualmente a considerar la cuestión última de la vida: ¿Quién es el actor en este drama? ¿Y quién es el autor?
15. La astrología nos muestra que dentro de nosotros hay muchas dinámicas interactuantes, que nuestra estadía en el mundo material abarca muchas fuerzas, necesidades e impulsos. La astrología nos ayuda a identificarnos más bien con la totalidad de ese proceso vivo que a identificarnos, como lo hace la mayoría de las personas, con una o dos dimensiones limitadas de la experiencia.
16. El uso de la astrología en las artes consultivas permite que el consejero ayude a la persona a alinearse con la verdad de su naturaleza, de su ser, más que a moldearse para adecuarse a una teoría humana de como debería ser.
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